Esto
es interesante tanto para hombres como mujeres, a medida que nos vamos haciendo
mayores paulatinamente vamos perdiendo fuerza y masa muscular.
Sean de nuestro agrado o no,
debemos admitir que están in-
creíbles para su edad.
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En concreto la pérdida de fuerza puede llegar a ser del orden del 30% cuando nos acercamos a las edades comprendidas de entre 50 y 70 años. Sin embargo, el conseguir mantener la fuerza muscular en la vejez es de notable importancia para conservar la movilidad y para ser capaz de llevar una vida independiente y gestionar las tareas diarias de forma cómoda y segura.
Las investigaciones han puesto de manifiesto el alcance de los efectos que se pueden lograr mediante el entrenamiento de fuerza en las personas mayores y que las intensidades de ejercicio son útiles y posibles en personas mayores de 60 años. Se ha relacionado que el entrenamiento regular de fuerza, no sólo, aumentó la fuerza muscular sino que ayudo a reducir la atrofia y pérdida muscular, además de que los tendones, ligamentos y huesos se tuvieron que adaptar también, mejorando sus propiedades físicas.
Todos estos beneficios a nivel locomotor, a su vez acarrearon un efecto preventivo para evitar padecer posibles lesiones y accidentes así como caídas. Además de tener un efecto de estímulo anabólico para el organismo, también nos ayuda a favorecer y potenciar el sistema endocrino, inmunológico, etc.
Para que el incremento de la fuerza nos lleve a obtener estos beneficios debe imprescindiblemente haber una condición, y debe ser esta: Las mayores intensidades de entrenamiento produjeron mayores efectos que las intensidades moderadas y bajas. Es decir, no sólo hacer sesiones de entreno con series de muchas repeticiones, con el fin de poder aumentar la masa muscular y lograr una cierta intensidad deberemos trabajar con el peso ajustado para series de 5 o 6 repeticiones.
En los próximos años, aunque parezca broma será de suma importancia el mantener la capacidad de trabajar y de ganarse la vida, ya que cada vez se retrasará más la edad de jubilación, al igual que la necesidad de mantener la independencia en la vida cotidiana y para las actividades de ocio. El aumento de la edad de jubilación a los 67 años, significa que uno de cada tres adultos en edad de trabajar será mayor de 50 para el año 2020, y para 2050, la proporción de personas mayores de 60 años en los países adelantados se elevará a un 40%.
Alberto Gutiérrez